Mostrando entradas con la etiqueta Feng Shui. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Feng Shui. Mostrar todas las entradas

martes, 16 de octubre de 2012

Confucianismo 儒家


Religión y filosofía en China

Desde el punto de vista religioso, la civilización china se ha caracterizado siempre por su gran eclecticismo, es decir, por su gran capacidad de ir asimilando nuevos conceptos filosófico-religiosos sin necesidad de abandonar los que ya existían anteriormente, formando así una amalgama de distintos conceptos filosóficos y religiosos procedentes de distintas fuentes (Confucianismo, Taoísmo, Buddhismo, conceptos de la cosmología china, etc.), que dio a lugar a lo que se conoce en China como religión popular.


Contexto histórico
Los corrientes de pensamiento que han influenciado la sociedad china como el Confucianismo o el Taoísmo aparecieron y se desarrollaron durante la segunda mitad de la prolongada dinastía Zhou. Los historiadores suelen dividir este período en dos sub-periodos que denominan Primaveras y Otoños (chunqiu 春秋 722-481 a.C)  y Estados Combatientes (zhanguo 战国 481-221 a.C). 
Durante siglos los reyes de la dinastía Zhou habían mantenido el orden, la paz y la harmonía en su gobierno compuesto de diferentes feudos que juraban lealtad al poder central de los Zhou. Los Zhou, que habían arrebatado el poder a la dinastía anterior, la de los Shang, basaron su gobierno en un nuevo concepto que justificara su usurpación del poder de los Shang, el concepto del Mandato del Cielo (Tianming 天命), según el cual una dinastía despótica que había llevado una mala gestión del Estado y había maltratado al pueblo, podía perder el favor del Cielo. Esta pérdida de poder solía ir precedida de ciertas señales que auguraban un cambio de dinastía como las catástrofes naturales (sequias, inundaciones, terremotos), malas cosechas y períodos de hambruna que daban lugar a rebeliones populares que finalmente acababan por derrocar la dinastía reinante.
Las llamadas Cien Escuelas de Pensamiento chino o zhuzi baijia 诸子百家 surgieron a finales del período Primaveras y Otoños como respuesta a una situación de profunda crisis política y de valores que estaba atravesando la dinastía de los Zhou. Las lealtades que antaño habían forjado los sabios reyes Zhou con los distintos feudos habían traído consigo siglos de paz, prosperidad y armonía en la sociedad. Sin embargo, con los siglos esas lealtades se fueron desmembrando progresivamente hasta desembocar en un estado de guerra permanente entre los distintos estados vecinos para hacerse con el control del territorio y los recursos de los demás estados (período de Estados o Reinos Combatientes).
De las muchas escuelas de pensamiento que surgieron en esa época, sólo llegaron a sobrevivir un número muy reducido, entre los cuales destacan el Confucianismo, el Taoísmo, el Legismo o el Mohismo. El surgimiento de las Cien Escuelas de Pensamiento tuvo como objetivo encontrar respuestas y soluciones a los problemas de aquel momento, haciendo especial hincapié en la relación del hombre con el cosmos (en el caso del Taoísmo), el hombre y su relación con la familia, el monarca y las tradiciones ancestrales (en el caso del Confucianismo), o el hombre y su relación con el estado y las leyes (en el caso del Legismo).

Confucianismo

El Confucianismo, conocido en China con el nombre de rujia 儒家 fue, desde la  instauración de la dinastía Han, la ideología central del gobierno imperial. Este sistema filosófico se articulaba entorno al concepto del Mandato del Cielo (Tianming天命) que reafirmaba el poder del emperador.
El modelo de estado que forjaron los primeros reyes Zhou y que defendía Confucio era un Estado que se estructuraba como una gran familia, es decir, era una estructura jerárquica de linajes familiares en forma piramidal en cuya cima estaba el monarca o Hijo del Cielo (Tianzi 天子). En este tipo de organización política y social, el culto a los ancestros tenía un papel sumamente importante, ya que es gracias a los ancestros que el poder se ha  ido transmitiendo generación tras generación a lo largo de los siglos. El monarca debía rendir culto a sus ancestros reales, de la misma forma que los hijos varones de cada familia debían rendir culto a sus respectivos ancestros. El culto a los antepasados es una tradición que se remonta en el origen de los tiempos de la civilización china, i que, en la actualidad, se sigue practicando, especialmente en zonas rurales. Así pues, en cierto modo, podríamos decir que este culto es la verdadera religión del pueblo chino, aunque, con los siglos, se hayan ido incorporando elementos de otros sistemas de pensamiento como el Taoísmo i el Buddhismo. 

Confucio

Confucio 孔子
Confucio o Kong Zi 孔子 como se le llama en China, fue un hombre que vivió a caballo entre los siglos VI y V a.C, fue coetáneo de Siddharta Gautama (Buddha) y de Sócrates. Confucio nació en el pequeño reino de Lu que ocupaba una parte de la actual provincia de Shandong. Desde pequeño, Confucio ya mostraba una gran erudición, se sabía de memoria los textos clásicos chinos y mostraba mucho interés por los antiguos rituales chinos.

Confucio, que vivió en el período de Primaveras y Otoños  se sentía profundamente afligido por esta situación de crisis política y de valores que estaba atravesando su país y por eso creía que era necesario recuperar la moral y las tradiciones del pasado. Confucio recopiló y sistematizó todos los preceptos y rituales de la remota antigüedad porque veía en aquel pasado una verdadera edad de oro en la cual sus reyes habían llevado a cabo un gobierno ejemplar que era necesario emular. En realidad, Confucio nunca ideó ninguna teoría filosófica o política nueva sino que se limitó a recuperar las tradiciones de un pasado, según él, esplendoroso. De hecho,  Confucio decía de sí mismo que no había inventado nada, sino que simplemente se limitaba a difundir las ancestrales tradiciones que estaban escritas en los libros Clásicos.

VII-1. El Maestro dijo: «Transmito, no invento. Siento confianza y querencia hacia la antigüedad; [en este aspecto,] me comparo humildemente con Lao Peng».
(Analectas de Confucio)

Confucio creía que los soberanos de su época actuaban solamente por interés propio  y no por el bien común de la sociedad y a favor de la harmonía social como los santos reyes de la antigüedad. Según Confucio, estos soberanos se caracterizaban por tener “humanidad” (pronunciado ren). Este término es la espina dorsal de la filosofía confuciana y es precisamente lo que siempre predicaba el propio Confucio. La palabra ren expresa justamente la virtud de cumplir con las responsabilidades de uno mismo para con los demás. De hecho, si analizamos la morfología del carácter (radical de persona con el número dos ), ya expresa de alguna manera lo que significa esta palabra, que el hombre no está solo en la sociedad y que es de suma importancia relacionarse correctamente con las demás personas. El concepto de ren es la esencia del pensamiento confuciano que surge cuando las conductas de las personas se ajustan a lo prescrito en los cánones y ritos de la antigüedad. Cuando las personas tienen humanidad, la vida en sociedad es harmónica, las persones sienten empatía y comprensión hacia los demás.

VI-28. Zigong dijo: «¿Qué os parecería quien prodigara gracias al pueblo y favores a las multidudes? ¿Podría decirse que posee humanidad?»
El Maestro dijo: «¡Qué va a ser humanidad! ¡[Ese hombre] sería un santo! [Ni siquiera] Yao y Shun llegarían a tanto! La humanidad [consiste en] formarse formando a los demás, lograr haciendo que logren los demás. Toma en ti mismo el ejemplo [de lo que debes hacer respecto a los demás], puede decirse que ésa es la receta de la humanidad».

XII-2. Zhonggong preguntó acerca de la humanidad. El Maestro dijo: «De puertas afuera, compórtate como ante un huésped dignatario. Dirige al pueblo como si de celebrar una gran ceremonia se tratase. Lo que no desees para ti, no lo impongas a los demás. Que no haya descontento ni en el señorío, ni en el feudo».
Zhonggong dijo: «Pese a mi falta de perspicacia, trataré de hacer lo que decís».

(Analectas de Confucio)

Como a Confucio le tocó vivir en una época de profundas desuniones y enfrentamientos entre soberanos, Confucio se dedicó a ir de corte en corte intentado adoctrinar a monarcas y a personas influyentes sobre cuales debían ser las buenas conductas y formas de gobernar correctamente, sobre cuál debía ser el buen ejemplo a seguir. Sin embargo, Confucio siempre fracasó en su empresa porque todos los monarcas hacían caso omiso a sus consejos, y acabó sus días ejerciendo de maestro de todo aquel que solicitara sus servicios. Entre sus discípulos, había hombres procedentes de clases nobles y hombres que procedían de clases pobres y humildes, pero Confucio nunca hizo distinciones porque abogaba por una enseñanza sin distinción de clases sociales. De hecho, Confucio creía firmemente en el hecho de que proceder de la nobleza no daba ninguna garantía de ser un hidalgo o junzi 君子. Un junzi, según Confucio, era un hombre que no actuaba en beneficio propio, sino que se guiaba por una rectitud moral y ética determinadas, un junzi era un hombre virtuoso que tenía mucha humanidad, condición que no venía dada en ningún ser humano de forma natural, sino que había que forjarla a través del estudio de los Clásicos chinos y poniendo en práctica las enseñanzas que aparecían en esos libros. Según Confucio, en esos Clásicos se acumulaba toda la sabiduría de los gobernantes del pasado.

IV-10.  El Maestro dijo: «Respecto al mundo, el hidalgo carece de [prejuicios] a favor o en contra [de las cosas], se ciñe a lo justo».
IV-11. El Maestro dijo: «El hidalgo piensa en la virtud; el villano, en la hacienda. El hidalgo piensa en las reglas, el villano, en los privilegios».
IV-12. El Maestro dijo: «Quien actúa en función de sus propios intereses provocará muchas hostilidades».
IV-16. El Maestro dijo: «El hidalgo entiende de justicia; el villano entiende de provecho».
VII-36. El Maestro dijo: «El hidalgo se halla sereno y despejado; el villano, ansioso y abrumado».
XIII-26. El Maestro dijo: «El hidalgo posee grandeza, pero no soberbia. El villano posee soberbia pero no grandeza».

(Analectas de Confucio)

Para Confucio, la familia era la base de la sociedad y la forma perfecta de gobierno. De la misma forma que un padre ama a su hijo y, éste a su vez, ama, respeta y obedece a su padre (piedad filial); un gobernante y sus súbditos debían comportarse de igual forma, es decir, si el monarca amaba a su pueblo y le proporcionaba  bienestar, el pueblo amaría, obedecería y  veneraría a su monarca. En resumidas cuentas, Confucio creía que el Estado no era más que una extensión de la familia y que, por lo tanto, si todas las familias profesaban la piedad filial, los beneficios resultantes de ésta se extenderían también al gobierno.  

II-20. El señor Ji Kang preguntó: «Cómo conseguir la veneración, la lealtad y el esfuerzo del pueblo?»
El Maestro dijo: «Tratadlo con dignidad, y seréis venerados. [Mostrad] piedad filial y paternal solicitud, y obtendréis su lealtad. Promoved [al hombre de] talento e instruid al incapaz, y el pueblo se verá animado al esfuerzo». 

II-21. Alguien preguntó al Maestro Kong: «Maestro,  ¿por qué no servís en el gobierno?».
El Maestro contestó: «El Libro de los Documentos dice: «Piedad filial, sólo piedad filial y fraternidad. [Sus beneficios] se extienden al gobierno». Siendo así, ¿por qué habría yo de servir en el gobierno?».
(Analectas de Confucio)

Según Confucio el buen gobierno sólo sería posible si que cada individuo acepta su posición dentro la sociedad, actuando y comportándose en consecuencia.
XII-11. El duque Jing de Qi preguntó al Maestro Kong acerca del gobierno. El Maestro Kong dijo:
«Que el señor sea señor; el vasallo, vasallo; el padre, padre; y el hijo, hijo».
El duque exclamó: «¡Excelente! Si el señor no es señor, el vasallo no es vasallo, padre no es padre y el hijo no es hijo, por abundantes que fueran las mieses, ¿llegaría yo a disfrutarlas?».
 (Analectas de Confucio)                                                                          

Lo que quería decir Confucio en este párrafo es que si cada cual no hace bien su función dentro de la sociedad y el gobierno, aunque haya abundancia de recursos en el país, mucha gente no tendrá acceso a ellos porque siempre habrá gente que se deje llevar por la avaricia y tome lo que no es suyo.
Confucio nunca se centró en los problemas metafísicos de la vida, su único deseo era perfeccionar la vida de los hombres dentro de la familia i la sociedad. De hecho, en uno de los pasajes de las Analectas, cuando uno de sus discípulos le pregunta acerca de la muerte y los espíritus Confucio dice lo siguiente:

XI-12. Jilu preguntó cómo servir a los espíritus y a los dioses. El Maestro respondió: «Tú no eres capaz de servir a los hombres, ¿cómo podrías servir a los espíritus?»
Jilu inquirió: «¿Puedo preguntarte sobre la muerte? El Maestro respondió: «Todavía no conoces la vida, ¿cómo podrías conocer la muerte?»

Confucio tampoco hizo hincapié en la cuestión de si la naturaleza de los hombres era buena o mala, es decir, si los hombres tendían o no de forma natural hacia la bondad o hacia la maldad. Sin embargo, dos de sus discípulos más brillantes, Mencio (Meng Zi) y Xun Zi, sí que llegaron a profundizar en este tipo de cuestiones. Mencio tenía una visión optimista sobre la naturaleza del hombre y afirmaba que el hombre era bueno por naturaleza. Xun Zi, en cambio, tenía una visión más pesimista o realista y afirmaba que el hombre era malo por naturaleza, razón por la cual era necesario instruirlo para llevarlo por el buen camino. 


Confucio y el Confucianismo 孔子和儒家



 

 Clase magistral sobre la vida de Confucio (Inglés)


 

Clase magistral sobre la sociedad confuciana (inglés)